La época en la que la única preocupación de la empresa era vender, y la principal función del cliente se reducía a comprar, pasó a la historia. Las relaciones intencionadas ya no funcionan, han dejado paso a los sentimientos. Los consumidores necesitan sentirse queridos, no utilizados ni manipulados en función de los intereses de las marcas. Si éstas únicamente buscan vender sus productos y luego, si te he visto no me acuerdo, van muy desencaminadas. ¿No os ha pasado que, cuando tenéis un problema con esa empresa que os presta servicio, para que atienda vuestra petición…
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